Ciudad de México.- El presidente, Andrés Manuel López Obrador, prometió este viernes respetar la protesta convocada para el domingo contra su reforma electoral, acusada de debilitar la autonomía de las elecciones, pero insistió en que quienes marchan son “conservadores” y “racistas”.
“Han decidido marchar al Monumento a la Revolución (en Ciudad de México), ahí se van a dar también todas las facilidades, es un derecho que tenemos los ciudadanos de manifestación que costó mucho conseguirlo a lo largo de nuestra historia”, indicó el mandatario en su rueda de prensa diaria.
Sus declaraciones se producen previo a la protesta que más de 50 asociaciones realizarán en 26 ciudades el próximo domingo para defender al Instituto Nacional Electoral (INE), órgano autónomo que organiza las elecciones y que López Obrador pretende reemplazar con su reforma.
La manifestación principal partirá el domingo a las 10:00 horas (15:00 GMT) en Ciudad de México del Ángel de la Independencia al Monumento a la Revolución, pero se replicará en urbes como Guadalajara, Monterrey, Cancún, Mérida, Puebla, Ciudad Juárez y Tijuana.
López Obrador reiteró sus acusaciones de que quienes marchan en realidad lo hacen por estar en “contra” de su Gobierno y pertenecen al “bloque conservador”, en el que son racistas e hipócritas.
“Son muy hipócritas y son, repito, racistas, clasistas, aspiracionistas. Se creen superiores, sabiondos, son también déspotas, son de los que maltratan a sus trabajadores”, sostuvo.
Las agrupaciones se oponen a la reforma que presentó López Obrador en abril pasado porque crearía el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC) para sustituir al INE, órgano autónomo que surgió en los 90 para quitar el control de las elecciones al Gobierno, entonces en poder del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
También eliminaría 200 diputados y 32 senadores, reduciría el financiamiento de los partidos políticos y redefinirá el concepto de “propaganda” para que el Gobierno se pronuncie durante las elecciones, disposiciones criticadas porque favorecerían al actual partido en el poder.
El mandatario defendió la reforma al argumentar que debe terminar el “fraude” electoral y que el costo de organizar elecciones en México es de 20 mil millones de pesos (1,000 millones de dólares), por lo que “es el país en donde cuesta más hacer elecciones de todo el mundo”.
Por ser una reforma constitucional, el Gobierno necesita conseguir dos tercios de los votos del Senado y de la Cámara de Diputados, por lo que requiere el respaldo de la oposición, pero el presidente descartó negociar o modificar su propuesta.
“No se trata de negociar, los principios no se negocian, no, no, no. Cada quien debe asumir su responsabilidad, yo vengo luchando desde hace muchos años porque haya democracia en el país”, mencionó.
EFE
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