Ruby Vizcarra tuvo que dejarse crecer las uñas para defenderse de otros niños que en su escuela primaria la agredían por su condición de albina y no parecerse al resto del rebaño infantil, por eso cuando entró en la adolescencia decidió teñirse el cabello y usar maquillajes que disfrazan.
Con el paso del tiempo, se veía en el espejo y llorando se preguntaba: “¿Ésta soy yo?” No, no era su verdadera indentidad, por lo que quiso incursionar en el mundo del modelaje, la aceptaron para hacerla pasar por rubia y, aunque allí aprendió a caminar en una pasarela, no se sentía satisfecha.
Entonces, convocó a profesionales que quisieran trabajar con una modelo albina, sin que intentasen transmutarla, y su convocatoria encontró eco. Ahora, la joven mexicana de 27 años trabaja para revistas y campañas publicitarias, tiene 27 mil seguidores en Facebook y más de 20 mil en Instagram.
El albinismo es una condición genética heredada, que proviene de un defecto genético en una enzima llamada tirosinasa, que es la que ayuda al cuerpo a cambiar el aminoácido tirosina por pigmento, de modo que que quienes nacen así no tienen pigmento en la piel y su cabello es platinado.
Con su historia marcada por la discriminación, un acto repudiable de la condición humana, y siendo hoy una modelo exitosa, Vizacarra creó en 2016 la organización Movimiento Albino Latino para apoyar y dar informaciones a quienes nacen con este trastorno genético y les espera el desprecio.
Dice que nacer con la piel despigmentada y el cabello sin color no es un impedimento para perseguir los sueños mientras que con su activismo lucha para que los albinos, además de ser respetados y que tengan autoestima, accedan, con los precios justos, a bloqueadores solares y lentes de sol.