Ante tanta crueldad ejercida por sacerdotes y otros miembros del clero católico contra niños y niñas del mundo, relatores de derechos humanos de la Organización de las Naciones Unidas exigen al Vaticano que no proteja más a los pederastas de su gremio que cometen abusos sexuales.
Desde su poder, la Iglesia Católica ha llegado a acuerdos con diferentes gobiernos para que las autoridades no puedan interrogar a los sospechosos y así se protegen a presuntos abusadores, se encubren crímenes, se obstruye la rendición de cuentas y no se reparan daños causados a las víctimas.
Los expertos reclaman que la cifra de denuncias por violaciones sexuales protagonizadas por sacerdotes crece alarmantemente en muchos países; de ello se han escrito novelas y se han filmado películas en torno a esta oscura realidad, sin que se detenga tal desenfreno, que torna a los intermediarios de la religión muy peligrosos.
Estos relatores se oponen también a la presión ejercida por el poder papal para mantener la prescripción que impide que las víctimas denuncien los delitos cuando llegan a la edad adulta, es decir cuando ya han asimilado la tragedia y la pueden exponer con más claridad ante los tribunales.