Leópolis.- Los rigores derivados de la invasión rusa han precipitado un drástico descenso de la tasa de natalidad en Ucrania, una evolución negativa que organizaciones benéficas y autoridades tratan de paliar apoyando a las nuevas madres y a las embarazadas.
La muerte de seis niños en Dnipro tras el impacto de un misil ruso contra un bloque de viviendas, el sábado, y la caída, este miércoles, de un helicóptero cerca de una guardería en la región de Kiev han vuelto a poner de manifiesto la vulnerabilidad tanto de menores como adultos en Ucrania.
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Según las estadísticas oficiales, al menos 459 niños han muerto y 337 permanecen desaparecidos a causa de la invasión rusa. Se estima que casi 14 mil han sido deportados a Rusia desde los territorios ocupados, según la Oficina Nacional de Información ucraniana.
En tales condiciones, decidirse por un embarazo y dar a luz es casi un acto de rebeldía o resistencia, opina la fundadora y directora de la fundación benéfica “280 días”, Alesia Azarova.
Su fundación se centraba antes del inicio de la invasión en ayudar a aquellas madres que sufrían problemas de salud tras dar a luz, explica Azarova. Ahora trata de apoyar a las futuras madres que siguen en el país, a las que proporciona los artículos de primera necesidad y ayuda a prepararse para el nacimiento de su bebé.
“La situación es desesperada. Queremos demostrar a las embarazadas que también ellas son importantes, que cada vida es preciosa y que las ayudaremos”, explica.
Azarova subraya que muchas mujeres han perdido su hogar, su trabajo y el apoyo directo de su marido u otros familiares, alistados en el ejército para contribuir a la lucha contra la invasión rusa.
“El Estado proporciona el llamado baby box con la ayuda básica para el recién nacido, mientras que nosotros nos centramos en ayudar a las mujeres que viven una situación económica y psicológica precaria”, explica la directora de la fundación.
Su capacidad de ayuda es limitada: su programa dispone de unas 500 plazas mensuales, que suelen llenarse en un solo día.
“Al principio, las donaciones se dispararon. La gente reaccionó ante la agresión rusa con una gran disposición a apoyar a los más vulnerables de la población”, dice Azarova.
En la actualidad los ciudadanos arrastran los efectos de la profunda recesión económica provocada por la guerra. La fundación depende sobre todo de la ayuda de empresas y organizaciones benéficas, sean internacionales o ucranianas.
EFE
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