Guadalajara, Jalisco.- La participación del mexicano Donovan Carrillo en la final de patinaje artístico de los Juegos de Invierno alborotó la noche del miércoles en Guadalajara, su ciudad natal, donde la familia y los amigos hicieron un viaje al pasado.
Los padres, abuelos y tíos del deportista vieron desde sus pantallas al joven de 22 años con la emoción a flor de piel.
Héctor Saúl Carrillo, el tío, contó a Efe que su relación con el joven ha sido muy cálida pues lo recibía cuando el chico viajaba a la ciudad de Los Ángeles donde él radicaba hasta hace poco.
Este miércoles lo recordó con apenas ocho años, en una pista de hielo en un centro comercial de la ciudad angelina.
“Estaba pequeñito y toda la gente que estaba en la pista se quedó sorprendida de ver a un niño hacer tantas piruetas y tanto espectáculo”, expresó.
Carrillo afirma que la familia se ha esforzado por apoyar los sueños del joven quien ha hecho de la humildad su bandera para llegar a ser el primer mexicano en clasificarse para una final olímpica en su disciplina.
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“Es humilde, una persona a la que le ha costado trabajo y esfuerzo. Cuando te cuestan las cosas más las valoras. Su humildad le ha ayudado a salir adelante, a que otras personas lo apoyen y eso ha sido un aliciente para él mismo y que vea que no hay imposibles en la vida”, expresó.
Una parte de la reunión de los Carrillo tuvo como epicentro la casa familiar en un fraccionamiento de Tlajomulco, la misma a la que Donovan llega cuando no se entrena en la ciudad de León, centro del país, donde le dieron facilidades.
Amigos y vecinos de la familia se dieron tiempo para mostrar su emoción ante el logro del chico.
Silvia Tinajero, vecina del lugar, afirmó a Efe que conoce a la familia desde hace más de 50 años y recuerda al pequeño Donovan como un chico educado, atento y sociable.
“Ha trabajado duro, la familia lo ha apoyado para llegar a donde está porque no había tenido reconocimiento. Como no es una modalidad popular como el ‘soccer’, no era muy usual que la gente se interesara en él”, recordó.
Evelyn Macías, otra de las vecinas, conoce a Daniel Carrillo, padre de Donovan desde pequeño y asegura que su amor por el deporte viene de su padre que practicaba patinaje sobre cuatro ruedas.
“Para su papá es el orgullo, sé del esfuerzo para que llegue a donde está y te puedo decir que es una persona íntegra y solo tenemos cosas buenas que decir”, concluyó.
En León los amigos del finalista olímpico estuvieron con él, confiados en que la buena vibración atravesara los más de 12 mil kilómetros de distancia y fuera una contención para Donovan durante sus ejecuciones.
LA HUELLA DEL CHICO DESOBEDIENTE
Al terminar su actuación en el patinaje artístico de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín, este jueves el mexicano Donovan Carrillo tocó el hielo, que quedó marcado con su huella de chico desobediente.
Llegado a China desde México, un país sin frío glaciar, a no ser en la cúspide de sus volcanes donde le es imposible entrenarse, Carrillo compitió con todo en contra. Aún así totalizó 218.13 unidades, la mejor puntuación de su vida.
Con su cara de niño de dentadura perfecta, este jueves Donovan se hizo uno con la música. A los acordes de las piezas “Perhaps, perhaps, perhaps”, “Sway” y “María” hizo callar a todos en el Estadio cubierto de Pekín. Al terminar, como en una ceremonia arcana, puso su mano en el hielo y pareció estrecharla a un amigo.
“Nos vemos con miras a Milán”, dijo después a los medios, decidido a seguir provocador, sin pasar por el aro, obsesionado con provocar un milagro, que tal vez se haga verdad a sus 26 años, en los Juegos del 2026
gb/ga
EFE
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