Como un desafío a los poderosos que han dejado que el mundo se vaya hundiendo en la crisis climática, la Bienal de Diseño de Londres abrió en Somerset House una instalación alegórica interactiva, con cientos de árboles en su patio, que nombran “Bosque para el cambio”.
La exhibición estará abierta durante tres semanas, con pabellones en los que figuran diseños de países y comunidades del mundo, incluida la diáspora africana y la Antártida, para generar conciencia sobre los objetivos globales que le atañen a la Organización de las Naciones Unidas.
Con su carga de confrontación y crítica, con un “Bosque para el cambio”, se exploran el clima, la salud, las desigualdades y otras catástrofes del nuevo milenio; se contrarresta la postura de dominación del hombre sobre la naturaleza, dejando que los árboles pueblen al patio.
Inspirado en la forma de una concha de caracol de cauri, usada durante siglos como moneda en África y Asia, el Pabellón de la Diáspora Africana tiene la apariencia de un refugio abovedado, que funcionará como un ámbito multiuso, con innovadores fines educativos.
El uso del agua con una instalación sonora es el tema que corresponde a Guatemala mientras que en el Pabellón de la Antártida se señala la ruptura del casquete de hielo Larsen B y la utilización de algoritmos para reconstruir los icebergs a través de la inteligencia artificial.
A través del arte y la imaginación, pero también de un llamado universal que pone en primer plano la existencia humana, se articula este bosque en el que los niños podrán soñar con viajes mágicos y donde los adultos tienen ante sus ojos una reflexión sobre la muerte del planeta.