Francia.- La curación, única en el mundo, de un niño con un glioma en el tronco cerebral, uno de los tipos de cáncer de cerebro pediátrico más mortales, da esperanzas a los científicos franceses.
Un belga, Lucas, que tiene actualmente 13 años, rompió todos estos pronósticos, tras diagnosticarle a los 6 años esta enfermedad, prácticamente incurable, hoy se considera curado y su cerebro no presenta ningún signo del tumor.
“Lucas hizo pedazos todos los medidores de vida”, explica encantado su médico, Jacques Grill, piloto del programa sobre tumores cerebrales del departamento de oncología pediátrica del centro Gustave-Roussy, en el sur de París.
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Este cáncer, inoperable, se trata normalmente con radioterapia, que permite a veces frenar el avance de la enfermedad pero cuyo efecto es temporal. Todavía no hay ningún medicamento que sea totalmente eficaz.
Pese a los avances en los tratamientos de los cánceres infantiles, este tumor, que afecta a entre 50 y 100 niños y adolescentes cada año en Francia, es un auténtico reto para los médicos. Aunque la tasa de supervivencia a cinco años de un cáncer infantil es del 85%, algunos de ellos, como el glioma de tronco encefálico, tienen muy mal pronóstico.
Lucas es uno de los primeros pacientes que integran un ensayo clínico para probar un nuevo fármaco, una terapia dirigida. Desde el primer momento Lucas respondió muy bien al tratamiento.
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Durante las resonancias se vio que el tumor desaparecía por completo, a pesar de estos resultados milagrosos, no se le ha decidido suspender el medicamento. Hasta que los médicos se dieron cuenta, hace año y medio, que el propio infante había dejado de tomarlo. Marie-Anne Debily, profesora investigadora supervisa este trabajo y dio una explicación.
“El caso de Lucas abre una verdadera esperanza: intentaremos reproducir in vitro las alteraciones que hemos identificado en sus células”.
En concreto, los equipos médicos quieren descubrir si las alteraciones del ADN que presentaba Lucas, una vez “reproducidas” en otros pacientes, se traducen también en una reducción de su tumor. Si es así, “el siguiente paso será encontrar un fármaco que tenga el mismo efecto sobre las células tumorales que estas modificaciones celulares”, indica Marie-Anne Debily.
Entusiasmados por esta nueva “vía terapéutica”, los médicos advierten, sin embargo, que pasarán años antes de encontrar un posible tratamiento curativo. Así lo detalla el especialista Jacques Grill.
“Entre la pista y la droga pasan una media de 10 o 15 años, es un trabajo a largo plazo”.
Con información de AFP y Dw Español.