Guadalajara, Jalisco.- Los Rojinegros del Atlas conquistaron este domingo su primer título del fútbol mexicano en 70 años con el humilde acto de apostar por la alegría y por un juego basado más en la calidad que en la cantidad de los aciertos.
Dos penaltis detenidos por el colombiano Camilo Vargas y un gol del argentino Julio Furch formaron el paquete del milagro que en el día de la Virgen de Guadalupe, la figura más amada de México, acabó con siete décadas de derrotas y burlas para el cuadro dirigido por el argentino Diego Cocca.
Humillados por años a la sombra de las Chivas de Guadalajara, con las que comparten territorio, los aficionados del Atlas aguantaron burlas, arreciadas cuando se clasificaron a la final del Apertura contra León, con el que empataron 3-3 antes de vencer en penaltis.
En la semana los rivales de los Rojinegros fueron creativos en el bullying. Una figura del juego de pelota que se practicaba ya en la Mesoamérica 1400 años antes de Cristo, mete un gol y la leyenda dice: Último título de Atlas. Otro mensaje de mofa consistió en una foto del cementerio y la aclaración de que se trataba de los hinchas del equipo la otra vez que ganaron, en 1951.
Atlas es un cuadro acostumbrado a pelear por no descender y ahora que en México quitaron el descenso, por no pagar millones de dólares por terminar entre los tres últimos lugares. Este semestre cambió su hoja de ruta con una defensa ordenada y una buena combinación de Furch con el colombiano Julián Quiñones.
La dupla ofensiva mostró buen tino en el área en la fase regular, el argentino con seis anotaciones, el colombiano, con cinco, pero con lo que hizo diferencia fue con la alegría, el entendimiento y la filosofía de ir por un triunfo cada vez.
Criticado porque el equipo no fue espectacular, Cocca se concentró en provocar lluvia para terminar con la sequía. Garantizó el orden de su defensa y solo a partir de ahí buscó goles con la idea de que una victoria 1-0 vale tanto como una goleada.
En la fase decisiva, por ejemplo, el equipo no ganó ninguna serie, récord negativo para un campeón. En cuartos de finales empató con Monterrey y en semifinales con los Pumas, las dos veces 1-1 y pasó a la siguiente fase por mejor posición en la tabla.
El equipo perdió 3-2 el duelo de ida de la final con un error de Vargas, el mejor portero del torneo. Entonces Cocca asumió un rol más de brujo que de entrenador y anunció el futuro.
“Él nos ha salvado un montón de veces. El puesto de arquero es muy ingrato, pero el domingo va a estar entero y nos va a llevar al título, confiamos en Camilo”, pronosticó el técnico el jueves en plan de artista de la cartomancia.
Vargas apenas sudó en los 120 minutos que duró el duelo de vuelta, prórroga incluida, después de un gol de Aldo Rocha para empatar la final. Minutos antes de los penaltis tocó con su frente la de Furch, puso el oído para un mensaje del defensa Diego Barbosa y abrazó a su compañero Aníbal Chala.
Fue el último acto antes de renacer de sus cenizas, detener penaltis a Fernando Navarro y Luis Montes y con la ayuda de sus amigos, Furch con el gol decisivo, darle el título a su equipo.
En una época dura para México, con pandemia, inflación y violencia, varios hinchas aseguraron en tono de burla en sus redes que mientras Cruz Azul y Atlas no ganaran el título de la liga de fútbol, el país estaba a salvo del armagedón.
Los Azules acabaron con una sequía de 23 años en mayo, Atlas llovió sobre la suya este diciembre y ahora a la gente solo le queda confiar en que los aprendices de brujos del internet sean unos farsantes.
EFE