Tarde pero seguro, así fue el anuncio de la apertura de dos carriles que ayudarán a descongestionar el flujo que resulta del socavón, una auténtica pesadilla para todos los frecuentes y los no frecuentes viajeros en la vía Cancún – Playa del Carmen.
Todavía, no sabemos los números que arroja, un nudo de esta magnitud, en la vía más prometedora de oportunidades de negocios para la Riviera Maya y el propio Cancun, las demoras ocasionaron desde cancelaciones de hospedaje, hasta pérdida de vuelos ya comprados, afectaciones a transportistas, proveedores de servicio y operadores de viajes.
Lo increíble es no ver una reacción inmediata, a un destino de carácter internacional, que aporta gran parte de los ingresos del sector turístico en este país, la lenta respuesta, hace pensar en la poca importancia que le prestan a esta zona de visita mundial.
La autoridad federal no hizo caso de la presión del estado, en un momento importante de la crisis que acarrea la pandemia, fueron meses de desesperación, de no saber si la atención, estaba puesta o se alejaría más de la voluntad, de componer, de restaurar las condiciones de afectacion.
Esta será una experiencia más, un episodio que aprender, de lo que significan los problemas de los estados para la federación, porque aún, con las voces de representantes federales, la puerta estuvo sorda, como esperando que el clamor crezca o se pierda.