Ginebra/Madrid.- Los próximos años serán “críticos” para limitar el calentamiento global al 1.5 ºC desde los niveles preindustriales, pero las emisiones de gases de efecto invernadero deberán reducirse en un 43 % para el año 2030 y, las de metano, en un tercio.
Así se desprende del informe que ha publicado este lunes el grupo de especialistas en cambio climático de la ONU, que asegura que el objetivo de contener el calentamiento por debajo de 1.5 ºC en 2100 es “inalcanzable” sin una reducción “inmediata y profunda” y “en todos los sectores” de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Se trata de la tercera y última parte del sexto Informe de Evaluación (IE6), un tipo de documento que el Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de Naciones Unidas publica cada seis o siete años para actualizar lo que la comunidad científica internacional sabe sobre la crisis climática, sobre sus consecuencias presentes y futuras y sobre sus posibles soluciones.
Este trabajo -elaborado conjuntamente por 278 autores de 65 países y que ha contado con la contribución de otros 354 expertos- se ha centrado en la mitigación del cambio climático, es decir, en las acciones capaces de reducir las emisiones GEI necesarias para evitar los peores impactos de la crisis climática.
https://twitter.com/IPCC_CH/status/1510998128224317448
UN MENOR CONSUMO DE GAS, CARBÓN Y PETRÓLEO
La reducción de emisiones lograda a partir de las mejoras en eficiencia en los procesos alimentados con gas, carbón y petróleo es inferior al aumento de las emisiones debido a la cada vez mayor actividad en la industria, la energía, el transporte, la agricultura y la construcción, han calculado los especialistas.
Aunque los combustibles fósiles acaparan más financiación que las políticas de adaptación y mitigación climática -recuerdan en su escrito- los autores estiman que el consumo de carbón deberá haberse reducido un 95 % para mediados de siglo respecto a 2019, el de petróleo un 60 % y el del gas un 45 %.
“Estamos en una encrucijada”, ha alertado el presidente del IPCC, Hoesung Lee, para quien “las decisiones que tomemos ahora pueden asegurar un futuro habitable” y “tenemos las herramientas y los conocimientos necesarios para limitar el calentamiento”.
En la rueda de prensa en que se ha presentado el informe, el secretario general de la ONU, António Guterres, ha destacado el contexto de “turbulencia global” en que llega la publicación, pues “las desigualdades alcanzan niveles sin precedentes, la recuperación de la pandemia del COVID-19 es escandalosamente desigual, la inflación aumenta y la guerra en Ucrania hace que los precios de los alimentos y la energía se disparen”, pero ha advertido de que “el aumento de la producción de combustibles fósiles sólo empeorará las cosas”.
Inger Andersen, directora del Programa de la ONU para el Medio Ambiente, ha subrayado que este documento “muestra de nuevo” que “aún no estamos haciendo lo suficiente” y que “en las dos últimas décadas se ha producido el mayor aumento de las emisiones, a pesar de que sabemos el problema en el que estamos”.
“Las medidas a medias no reducirán las emisiones de GEI a la mitad para 2030”, ha lamentado Andersen, mientras que el científico Jim Skea, copresidente del grupo de trabajo del IPCC a cargo del documento, ha añadido: “Tenemos que actuar ahora” pues, “cuanto más pospongamos la acción, mayores serán los retos de viabilidad física” para atajar la crisis.
El IE6 explora algunas de las “opciones” que existen para lograr ese recorte de emisiones, como por ejemplo la producción a partir de electricidad baja en emisiones, el hidrógeno o la captura y almacenamiento de carbono, aunque sobre esta solución advierte de los “posibles efectos adversos” negativos que puede tener para la biodiversidad y las personas, relacionados sobre todo a los usos del suelo.
Además destaca el papel de la electrificación del transporte y de la mejora de la eficiencia energética.
Los científicos señalan que las actuales promesas establecidas a nivel nacional bajo el Acuerdo de París son “insuficientes” para lograr la meta del grado y medio e inciden en las diferencias regionales que hay en la responsabilidad del problema y en la capacidad para abordarlo.
“A nivel mundial, el 10 % de los hogares con las mayores emisiones per capita contribuye con el 34-45 % de las emisiones de gases de efecto invernadero basadas en el consumo global, mientras que el 40 % medio contribuye con el 40-53 % y, el 50 % inferior, con el 13-15 %”, concluyen los autores.
FINANCIACIÓN CLIMÁTICA INSUFICIENTE, LENTA Y DESIGUAL
Los expertos sostienen que “hay suficiente capital y liquidez global para cerrar la brecha de inversión”, pero se necesitan políticas públicas para alinear de manera más rápida los flujos financieros hacia los objetivos de París, que “aún son entre tres y seis veces inferiores de lo que sería necesario para 2030”, ha resaltado el copresidente del IPCC Ramón Pichs Madruga, y se distribuyen de forma desigual entre regiones y sectores económicos.
“Sin tener en cuenta los beneficios económicos de la reducción de los costes de adaptación o de los impactos climáticos evitados, el PIB sería sólo unos pocos puntos porcentuales inferior en 2050 si tomamos las medidas necesarias para limitar el calentamiento a 2 °C o menos, en comparación con el mantenimiento de las políticas actuales”, ha recalcado por su parte Priyadarshi Shukla, otro copresidente del IPCC.
LOS HÁBITOS MÁS SALUDABLES PUEDEN REDUCIR LAS EMISIONES GLOBALES UN 3.5%
Adoptar dietas más saludables, reducir el despilfarro de alimentos y utilizar biomateriales alternativos al plástico pueden suponer una reducción del 3.5 % de las emisiones anuales de gases de efecto invernadero, según el IPCC.
El panel de expertos de Naciones Unidas cifra el ahorro de emisiones que se puede lograr con estas prácticas en torno a los 2.1 gigatones de dióxido de carbono de los 59 gigatones emitidos en total por el ser humano en 2019, de acuerdo con el informe que ha presentado.
Naciones Unidas recomienda en este sentido dietas más equilibradas que se basen en alimentos alternativos al arroz y el trigo, así como legumbres, frutas, vegetales, frutos secos o semillas.
En cuanto a los alimentos de origen animal, el informe no los excluye, pero siempre que “sean producidos en sistemas resilientes, sostenibles y bajos en emisiones de efecto invernadero”.
“Las decisiones que tomemos hoy pueden garantizar un futuro mejor, tenemos las herramientas y los conocimientos para limitar el calentamiento global”, destacó en la presentación del informe el presidente de IPCC, el surcoreano Hoesung Lee.
El IPCC subraya, no obstante, que los cambios que deba acometer el sector agrícola y forestal, que suponen alrededor del 22 % de las emisiones globales, no pueden compensar los retrasos en la reducción de emisiones en otros sectores con mayor impacto, como el energético o el industrial.
EFE
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