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Sargazo, el gran negocio

De manera oficial la temporada de sargazo ya terminó, aunque hay días que sigue recalando de manera atípica a las playas de Quintana Roo.

Por cuarto año consecutivo, el alga marina ganó la batalla, a pesar de la orden presidencial para contenerlo en el mar, con acciones que debió ejecutar la Secretaría de Marina.

Fue evidente que la Semar, no tienen ni idea de cómo resolver el problema. Para empezar, ni siquiera lo considera un problema.

En las dos últimas temporadas de sargazo (2020 y 2021), no supo contenerlo y recolectarlo en el mar, para evitar que afecte las playas.

Se han invertido millones de pesos en construir sargaceras y comprar barreras flotantes, que no han cumplido su misión.

En los años 2018, 2019 y 2020, la administración municipal de Solidaridad, que presidió Laura Beristain, el problema del sargazo fue un gran negocio y millonarias pérdidas económicas para los solidaridenses.

En los tres últimos meses de 2018, Laura Beristain, no reconoció el adeudo de seis millones de pesos con la empresa Dakatso, que trabajó de manera acertada en la contención y recolección del alga marina en el mar.

Hoy la deuda con Dakatso, supera los diez millones de pesos, gracias al berrinche de Laura Beristain, por no reconocer los compromisos que dejó en trámite Cristina Torres.

En 2019 y 2020, Laura Beristain, autorizó la contracción de dos empresas que les adjudicaron contratos de manera directa, por más de 40 millones de pesos, a cada una.

Los resultados fueron desastrosos para Solidaridad. Ninguna de las dos empresas cumplió el principal objetivo. Como nunca antes, las playas solidaridenses estuvieron por meses con una alfombra de sargazo.

En el 2021, la Semar entró a Solidaridad, para tratar de resolver el desastre de Laura Beristain, pero poco pudo hacer. Nunca recibieron la colaboración suficiente y oportuna del Ayuntamiento.

En Isla Mujeres, una sargacera que compró el gobierno del Estado, se encuentra sin ser utilizada para el propósito que se adquirió. Muchos millones de pesos, tirados en la laguna de la ínsula. 

Los errores de los últimos cuatro años deberían ser de aprendizaje para la autoridades que toman decisiones. 

Pero hasta ahora, sólo hay declaraciones y fotos en los medios, sin acciones que permitan creer que tienen idea de qué hacer en la próxima temporada alta de sargazo.

Mientras insistan en resolver el problema desde los escritorios, sin consultar a los expertos, podríamos enfrentar un quinto año consecutivo con sargazo en las playas, sargaceras abandonadas y afectaciones económicas para el destino turístico.

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